Cristina Pereyra, esposa de Genaro García Luna: “Salimos de México porque queríamos que nuestros hijos tuvieran una vida normal”

El exsecretario de Seguridad Pública apuesta por la declaración de su mujer como último recurso para defenderse, después de que decidiera no declarar en el juicio por narcotráfico en Nueva York.

La última carta de los abogados de Genaro García Luna se llama Cristina Pereyra. No fue el exsecretario de Seguridad Pública quien respondió sobre las propiedades que adquirió durante su ascenso en los Gobiernos de Vicente Fox ni Felipe Calderón, ni sobre su colección de coches antiguos y motocicletas de alta gama, ni sobre las dudas que planean sobre sus declaraciones patrimoniales como funcionario. Lo hizo su esposa. Un día después de que el acusado decidiera no declarar en el juicio por narcotráfico y delincuencia organizada, Pereyra fue llamada al estrado este martes para responder a las preguntas de la Fiscalía y presentar su versión: que el matrimonio trabajó durante años para abrirse camino, que se apoyaron en pequeños negocios e hipotecas para salir adelante y que padecieron el acoso de los medios de comunicación y los riesgos del cargo desde que su esposo dio el salto a las más altas esferas del poder político. “Pensamos en salir fuera de México porque queríamos que nuestros hijos tuvieran una vida normal”, dijo la única testigo que presentó la defensa sobre la decisión de radicar en Miami después de que su marido terminara su periodo como funcionario en diciembre de 2012. “Queríamos ofrecerles un poco más de libertad”, aseguró.

Pereyra se plantó durante más de dos horas en la corte de Brooklyn para hacer un extenso repaso de su matrimonio y su patrimonio, de la mano de Florian Miedel, el abogado de más experiencia en el equipo de García Luna. La Fiscalía apostó por subrayar inconsistencias en los bienes declarados por ella y su marido durante su paso por la administración pública, pero se estrelló con la decisión del juez Brian Cogan de no admitir preguntas sobre la fortuna que amasó el acusado después de finales de 2012, cuando Calderón dejó el poder.

Solo durante esta declaración los papeles se invirtieron y fueron los fiscales quienes tuvieron que esperar hasta el contrainterrogatorio para sembrar dudas sobre la versión de la testigo. Pero el cuestionario de las autoridades de Estados Unidos fue más corto de lo que se esperaba y no profundizó en las controversias con los testimonios de sus declarantes. “Usted ha asistido a todas las audiencias de este juicio, ¿no es así?”, le preguntó la fiscal adjunta Erin Reid. “Supongo que quería mostrarle su apoyo, ¿verdad?”, agregó Reid con un dejo de ironía al insinuar que no se podía esperar otra cosa del acusado. “Por supuesto, quiero decir la verdad”, respondió Pereyra en su última declaración antes de regresar a su asiento entre el público del tribunal.

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